Pensando un poco a estas horas: el ejercicio de la
ciudadanía es el ejercicio de la palabra.
Un ciudadano es aquel que
solamente cumple con ciertas normas y obligaciones que la sociedad impone, por
cumplir estas obligaciones adquiere ciertos derechos, no es este el ciudadano
que me interesa, ni tampoco es el ciudadano que deseo ver en mi patria.
Un proceso de emancipación popular requiere otro tipo de
ciudadano, un ciudadano pleno, que
ejercite la palabra plenamente, que no la agote con protestas unicausales
esporádicas o con cafetería al paso. Ejercitar la palabra en sentido ciudadano
es aceptar que el otro, que el interlocutor, tanto individual como colectivo
tiene también el derecho y la potestad de hablar, de ser escuchado y de que
esto se transforme una síntesis constructiva para la cosa pública.
La palabra es el valor fundamental de la democracia, a 30
años esto es algo que parece una obviedad, sin embargo los hechos recientes
demuestran que la fuerza, como razón de las bestias continúa significando la
posibilidad de imponer una postura. La
dictadura fue el silencio, la noche, la violencia, la imposición, la democracia
se debe hacer cargo de que en sus jóvenes 30 años aún persisten instituciones
capaces de hacer uso de estas mismas armas para lograr su cometido.
La negación de la palabra que realizaron y siguen realizando
en algunas provincias de la patria, las fuerzas de In – Seguridad se manifestó
cabalmente en auto acuartelamientos y en los respectivos descuelgues de
teléfonos de comisarias, la violencia de
someter a aquellos que estas se encuentran obligadas a defender al terror de
necesitar ayuda y encontrar silencio es de tal crueldad que recuerda a los
peores años de este, nuestro, país.
Nadie duda de que nuestra joven democracia tiene aún muchas
deudas y muchas dudas, yo, a título personal, no dudo de que esta democracia
incompleta ni siquiera es la mejor que podríamos tener, pero así tampoco dudo
de que este es un proceso de aprendizaje colectivo donde todos, como miembros
de una comunidad debemos re aprender lo que significa el derecho a la palabra,
lo que significa solidaridad social, lo que significan las conquistas que se
han conseguido en estos últimos años también.
Entender por qué es tan importante dar ese paso entre ciudadanos a ciudadanos
plenos.
Coincido plenamente con tu articulo. La negacion de la palabra, sea desde la fuerza como en este caso o desde la pretension de suficiencia, a la hora de dar un debate es uno de los peores daños que le podemos causar a nuestra Democracia. De esto tenemos que tomar nota quienes creemos en este modelo de país cuando encaramos nuestra ferviente e incansable defensa del mismo a traves de las redes sociales, entiendase, hacer un ejercicio responsable de la palabra, tomando como interlocutor valido al opositor y entendiendolo sobre todo como un ciudadano. O dicho de otro modo, mejor parecer un boludo por estar cayado que abrir la boca y confirmarlo. Un Fuerte Abrazo. Pablo.
ResponderEliminarP/D: despues de leer (nuevamente) varios articulos de tu blog, he notado el enorme progreso que has tenido, como escritor y analista, lo que demuestra cabalmente la importancia del debate politico de a pie (de entre casa, en la sobremesa, en la basica, con el vecino, etc) en la formacion de un buen politologo.
A veces, sólo a veces me pregunto si el kircherismo realmente tiene cuadros intelectuales. La simple respuesta: No.
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